06 Sep Intrusismo profesional: una epidemia silenciosa.
El intrusismo en la salud sigue ganando espacio ante la mirada pasiva de las autoridades gubernamentales y judiciales.
Este fenómeno que afecta a diversas disciplinas en todo el mundo no es ajeno a la kinesiología y, de hecho, lo venimos sufriendo desde hace mucho tiempo.
La proliferación de prácticas no reguladas, disfrazadas de terapias alternativas, llevadas a cabo por personas con conocimientos limitados o nulos en kinesiología, es una afrenta para quienes nos hemos formado profesionalmente y un riesgo para la seguridad de los pacientes. Pero además, y por sobre todas las cosas, es un delito que se tipifica en el art. 208 del Código Penal (ver).
Rige para nuestra actividad la Ley Nº 24.317 (ver) que regula el Ejercicio Profesional del kinesiólogo, kinesiólogo fisiatra, licenciado kinesiólogos fisiatras, licenciado en kinesiología y fisioterapia, fisioterapeuta y terapista físico, y de manera complementaria para el arte de curar y los derechos del paciente, ordenan la actividad las leyes 17.132 (ver) y 26.529 (ver)
Mientras quienes estudiamos durante años estamos sujetos a regulaciones estrictas que garantizan la eficacia y seguridad de nuestro trabajo, quienes intrusan nuestra profesión se mueven impunemente generando un entorno adverso donde los pacientes quedan expuestos a tratamientos inseguros o ineficaces.
Es que el impacto del intrusismo va más allá de la dimensión económica y socava la confianza pública en los servicios de kinesiología, ya que los pacientes atraídos por alternativas “de moda” o aparentemente similares, no comprenden las diferencias cruciales en la formación y competencia profesional.
Para abordar estos problemas, es esencial fortalecer los mecanismos de regulación y supervisión, aumentar la conciencia pública sobre los riesgos del intrusismo y mejorar los sistemas de control y sanción para quienes lo practican.
Los colegios profesionales tienen un papel crucial en este escenario y deben denunciar enérgicamente el ejercicio ilegal de una profesión como la kinesiología, donde la falta de conocimientos académicos puede tener consecuencias graves.
Exijamos responsabilidad y acción concreta para combatir el intrusismo, antes de que nuestra profesión se siga perjudicando y más personas sufran las consecuencias de una atención no calificada y potencialmente peligrosa.